La verdad es que nunca hubiera imaginado vivir durante un tiempo dentro de una furgoneta de 5.40 metros de largo. Y con otra persona más. Mi pareja y compañero de viajes y aventuras 🙂
Como se ha contado en otro post, empezamos el viaje en Junio 2017 con prisa puesto que teníamos que asistir a la boda de unos amigos en el sur de Italia. Y no lo empezamos demasiado bien, mejor dicho no lo empecé demasiado bien… justo el día que salíamos y teniendo ya todo preparado en la furgo, cerramos casa, entramos y… me di un fuerte golpe en las costillas con la puerta del mueble cocina, y vale que soy torpe pero… ¡¿¿en serio??! Pues venga, salimos con todo el dolor (esperando que no fuera nada grave). Por suerte, a los cuatro o cinco días ya mejoró la cosa. Lo que se dice “empezar con buen pie”, pues no. A pesar de este percance, estaba motivada para empezar esta gran aventura.
Primera parada y primera noche en la furgo (Igualada, Barcelona). Pensamos que la primera noche sería más difícil conciliar el sueño ya que todavía no teníamos experiencia ni confianza, pero nos sorprendió. Paramos en una zona donde se suele pernoctar (encontrada en la app park4night, que se habría convertido dentro de poco en nuestra mejor amiga), al lado de un parque. La nuestra era la única camper del parking. ¡Primera cenita romántica en la furgo!
Cenamos, pusimos la cama y hasta el día siguiente, de un tirón. Increíble. Lo mío es normal pero es que Stephen padece de insomnio y no esperábamos para nada que durmiera de forma tan plácida. Empezamos desde el principio a darnos cuenta de que en una furgo se duerme como un bebé. ¡Bien! 🙂
Decidimos seguir de manera «light», yendo por campings, para coger confianza con la furgo y también porque no teníamos tiempo de buscar rincones para dormir y piscinas públicas para ducharnos. Además, nos habían avisado de que el sur de Francia era una de las regiones con más robos de furgonetas de Europa, así que preferimos estar tranquilitos.
Continuamos el camino, siguiente parada: Camping Crin Blanc (dentro del Parque Natural de Camargue, en Francia). Solamente pasamos una noche aquí, pero no fue bonita como la primera. Cuando estábamos llegando pensamos que empezaba a llover, pero luego nos dimos cuenta de que no era lluvia sino NUBES de mosquitos estampándose contra nuestro parabrisas, uno detrás de otro. Tenemos que decir que el personal del camping fue muy amable con nosotros, porque no teníamos reservado nada y llegamos muy tarde por la noche. Nos ofrecieron una parcela donde dormir, por esa parte genial. Aparcamos y decidimos darnos una ducha antes de cenar. ¡Qué emoción! ¡Primera ducha de nuestra aventura! Y tan aventura… porque nos frieron los mosquitos y además tuvimos una invasión de ranitas pequeñas en la ducha, yo concretamente me duché con algunas de ellas (mientras Stephen se reía de fondo), vamos a dejarlo ahí. Nos levantamos por la mañana, desayunamos algo y… ¡seguimos el viaje!
Próxima parada: Camperpark Nervia (Ventimiglia, Italia). El personal muy majo, y la estancia también agradable. La ducha aunque disponías de poco tiempo porque iba con ficha, no estuvo mal (me dio tiempo a lavarme el pelo, que lo tengo muy largo). Cena rapidita y a dormir ya. Al día siguiente, carga/descarga de agua y a continuar el camino.
El siguiente destino era Florencia, ya algo conocido por nosotros, ya que Stephen es de ahí. Estuvimos con los padres de Stephen (no mucho tiempo, dos o tres días). ¡Hasta pronto! Seguimos bajando directamente hasta Salerno (donde teníamos la boda, un día antes). ¡Hemos llegadooooo! 🙂
¡Uff, qué calor hacía allí! Y eso que yo estoy acostumbrada al verano de Valencia (cuarenta grados)… No pasa nada, nos duchamos por la mañana el día de la boda, nos arreglamos y empezamos a sudar, no pasa nada, espalda recta, cabeza arriba (y brazos también, para ventilar). Nos invitan a comer un matrimonio de Bolonia (vecinos de parcela), muy buena gente (¡muchas gracias! :)). Ahora sí que sí, ¡nos vamos de bodaaa! 😀
Fue una boda muy bonita, con mucha comida y con amigos hablando en italiano (suerte que tenía un nivel de italiano más o menos decente para enterarme de las cosas, aunque no todas) 🙂
Pues ya está, un poco de mozzarella di bufala comprada en una masía al lado de Salerno, playita posboda y vuelta a Florencia.
Ahora, tras casi dos años, después de haber dormido por las calles de media Europa, sonrío pensando en esos primeros días llenos de pequeños descubrimientos, incertidumbres, estímulos y retos. 🙂
No te pierdas los próximos post con las primeras impresiones de nuestra vida furgonetera, después de dos años de viaje. ¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna anécdota que contar sobre vuestros primeros días en la furgo? 🙂