Mirad bien esta sonrisa feliz. Es del 26 de enero de 2017.
Ahí, haciendo el primer agujero en la chapa de mi Ducato, para poner las ventanas traseras. Si me hubieran dicho que habría acabado mi furgoneta en agosto de 2018, utilizando todos mis ahorros y algo más, pasando por dos talleres diferentes, cambiando la distribución interior dos veces, igual no habría sonreído tanto. Igual estaría remolcando una caravana, pagando campings para dormir. Igual habría empezado camperizando yo mismo la furgoneta en plan superapañado. Pero vamos por pasos.
Después de todo lo que he pasado en estos últimos dos años tengo claras unas cosas, y una de ellas es que camperizar una furgoneta es un trabajo importante que necesita conocimientos específicos en una multitud de disciplinas, no es un trabajo que pueda hacer cualquier persona o taller.
No se trata solo de saber trabajar con tableros de madera, hay que saber utilizar esa madera para hacer y anclar muebles en un contexto que se mueve, vibra y recibe un montón de tensiones, donde las paredes no son rectas y las puertas se abren solas si no se pone un cierre, donde no se pueden poner tornillos donde uno quiera, donde no se pueden utilizar materiales pesados o que no aguanten la humedad.
No se trata solo de tener conocimientos de fontanería, ahí dentro no tienes conexión ni a la red de agua pública ni a la red de alcantarillado, hay que utilizar bombas y canalizar las aguas residuales en depósitos, con empalmes que aguanten la calle.
La instalación eléctrica tampoco es cuestión de poner luces, interruptores y enchufes; la electricidad necesaria para los aparatos eléctricos que llevamos hay que generarla con paneles/el alternador del motor/otros sistemas y almacenarla en baterías. Los aparatos mismos hay que elegirlos según el consumo y las horas que estarán encendidos, algunos trabajan con corriente continua y otros con alterna, que hay que generar con un inversor.
Todo esto en un espacio pequeño donde es complicado trabajar e incluso encontrar sitio para todo. Equivocarse en la elección de la sección de un cable o en su fijación puede llevar a un sobrecalentamiento del mismo y a un incendio que acabaría con toda la furgoneta enseguida. Si montas mal el sistema de calefacción, puedes acabar respirando sus humos de combustión o puede que el calor no se distribuya correctamente en toda la furgoneta. Hay que pensar incluso en detectores de gas porque el espacio es tan pequeño que dejando el gas encendido la llama acabaría con el oxígeno de la furgo, sin una ventilación adecuada.
No lo digo para asustar a nadie, sino para que entendáis dos cosas: la primera es que si una camper nueva o el presupuesto de camperización de un taller especializado os parece caro es porque no tenéis en cuenta el curro y la experiencia que hay detrás de ese objeto; la segunda es que se puede hacer desde cero una furgoneta apañada sin pedir ayuda a nadie, pero hay que tener mucho cuidado.
Personalmente veo dos posibilidades: una «do it yourself» de verdad de bajo coste con soluciones improvisadas y baratas de quita y pon, la otra es apoyarse en un taller especializado para crear una camper con todas las comodidades, los mejores acabados, todo homologado, gastándose una pasta.
En el primer caso se pueden utilizar cintas de amarre de carga para anclar los muebles, adaptar muebles de IKEA, poner alfombrillas de Decathlon como aislante en las paredes, un inversor para toma de mechero, luces de led con pegatina, una garrafa para el agua limpia, una para la sucia, una bomba de inmersión, una cocinita de camping y a rodar y ver mundo (con mucha capacidad de adaptación).
El otro caso lo veo obligatorio si quieres estar cómodo y tranquilo a nivel legal y de seguridad. No todo el mundo puede montar una calefacción estática como una Webasto Dual Top, si hacen cursos para talleres especializados es por una razón. Si te equivocas en cortar la chapa para poner una ventana, tienes un problema caro de solucionar. Aparte de la experiencia necesaria, la homologación es otro problema: prácticamente cualquier instalación fija en una furgoneta se considera «reforma de importancia» y necesita un proyecto firmado por un ingeniero, aprobado por un laboratorio y cuñado en una oficina de la ITV. Quitar la mampara, poner una claraboya, anclar una nevera con tornillos a la chapa… todo esto necesita homologación. La instalación de gas necesita un certificado aparte, igual que la instalación eléctrica de 220V, y tienen que cumplir unos requisitos específicos que no todo el mundo conoce.
Está claro, uno puede salir a la calle sin homologar nada diciendo «no me van a parar, y si me paran me las apañaré de alguna manera», pero hay que tener cuidado también con la cobertura del seguro. ¿Qué pasa si por mala suerte tienes un accidente, o una chispa de tu instalación eléctrica casera provoca un incendio que quema también las dos autocaravanas de al lado? Si resulta que tu furgoneta no corresponde al vehículo descrito en la ficha técnica, el seguro puede decidir no cubrir los daños, y eso es un problema grave. Ya os veo tocando madera :-D.
La pesadilla de todo autocaravanista
La verdad es que me gustan los dos enfoques, pero para mi proyecto de vivir y viajar durante años dentro de la furgo y desconfiando de mis capacidades casi nulas como manitas, me decidí por la segunda. No quería salir a la calle y empezar ya con problemas porque no he montado la bomba, el inversor o la calefacción dónde o cómo había que montarlos… creo que tenemos una capacidad de aguante limitada (individualmente y como pareja), y no quería empezar con mal pie. Quizás ahora, después de todo lo que he aprendido, podría intentar hacerme una furgoneta apañada, pero me da escalofríos solo hablar del tema 🙂
Hay que pensar también en el valor residual del vehículo. Unos acabados profesionales permiten recuperar una parte más alta de la inversión a la hora de vender la furgoneta.
Existe también la solución intermedia, en la que dejas para el taller las faenas más difíciles y/o la homologación. Si sois manitas de verdad puede ser una buena solución. Pero tened en cuenta que lo más probable es que el taller no quiera firmar un certificado de conformidad de una instalación de gas o eléctrica que no hayan realizados ellos mismos, así que dejad las cosas claras antes de empezar. En todo caso, preparaos para pasar un montón de horas diseñando, probando, haciendo y volviendo a hacer.
Lo más importante, si queréis hacerlo todo «bien» en un taller especializado, es tener cuidado con la elección del mismo. Lo de camperizar furgonetas últimamente se ha puesto muy de moda y han nacido talleres como setas por toda España. Desafortunadamente el nivel de profesionalidad es muy variable, hay que tener cuidado. Mirad la página web o Facebook del mismo, sus anteriores trabajos, la sensación de calidad que os trasmiten los acabados. Mirad los comentarios o pedid directamente opiniones y experiencias online en los foros como «furgovw» o en los grupos de Facebook dedicados a las autocaravanas y a la van life. Considerad también que hacer una GV como una Ducato no es lo mismo que camperizar una VW Transporter.
Fue así que, buscando un taller de camperizaciones cerca de Valencia, acudí a uno en Gandía. No diré el nombre primero porque ya no existe y segundo porque no tengo solo cosas bonitas por decir, y no me gusta hablar mal «en público» de alguien.
Primero las cosas positivas. Me he llevado muy bien con el dueño, salíamos a comer puchero juntos con sus amigos y hasta me abrió las puertas de su casa para que pudiera quedarme en Gandía al día siguiente sin tener que pegarme ida y vuelta desde Valencia. Más importante aún, a diferencia de otros profesionales, él aceptó el reto de hacer una furgoneta locura como la mía (que tenía previsto hasta un suelo radiante, como ya sabéis), con el cliente (yo) dando por saco por el taller una vez cada semana o más. De hecho, delante de la imposibilidad de hacer un presupuesto fiable, hicimos un trato en el que yo habría pagado las horas de taller que harían falta y el me habría vendido materiales a precio de fábrica. No pintaba mal.
Pasé los últimos dos meses de 2016 buscando proveedores nuevos y pidiendo todos los materiales (una lista infinita). Cuando ya habíamos recibido casi todo, a finales de enero 2017 empezó por fin la camperización de mi furgoneta. Podéis imaginaros la ilusión que me hacía eso, después de tanto tiempo pasado delante de la pantalla diseñando. Por fin mi sueño estaba a punto de hacerse realidad (o eso pensaba).
La ilusión se acabó cuando me di cuenta de que los tiempos empezaban a alargarse demasiado, cosa que empeoró mucho cuando el dueño despidió al único empleado, el carpintero, justo cuando estaba a punto de empezar a hacer los muebles de mi furgoneta.
Para llevar un taller de camperización hace falta un buen equipo y una buena organización, si no, el trabajo acaba acumulándose junto con los gastos. Una persona sola (o dos) no pueden hacerlo todo, pidiendo los materiales, almacenándolos, atendiendo a los clientes que llegan al taller pidiendo una pieza que se les ha estropeado y aquellos que llaman por teléfono, trabajando al mismo tiempo en más de una furgoneta a la vez. O por lo menos, no todo el mundo es capaz de hacerlo. Tardé demasiado tiempo en darme cuenta de esto.
La moral del cuento es que después de un tiempo prácticamente sin avanzar el dueño me comunicó que iba a cerrar el taller y que no sabía cuando habría podido acabar mi furgoneta. Entiendo su decisión personal, pero queda el hecho de que después de 3 meses en su taller me dejó en la calle con una furgoneta prácticamente vacía, con ventanas en las puertas traseras, aislamiento, suelo (con suelo radiante) y listones para colgar muebles. Mi ITV mientras tanto había caducado y no habría podido renovarla porque lo que tenía no era ni un furgón ni un furgón vivienda. En teoría no podía ni circular. Vamos, que me dejó en la m….a hasta arriba.
El día que salí del taller, el 12 de abril de 2017, la furgoneta se presentaba así:
Teníamos un compromiso con unos de mis mejores amigos en Italia, se casaban el 16 de junio y ya les habíamos confirmado nuestra asistencia porque en teoría habríamos tenido nuestra camper lista mucho antes. Encontrar otro taller que tuviera tiempo de hacer todo lo que quedaba, más la homologación, en menos de dos meses parecía imposible.
Tras una tarde desanimada y una noche sin dormir, me puse a buscar otros talleres sin parar. La mayoría de ellos estaban demasiado lejos o iban petados de trabajo. Me estaba resignando a acabar la furgoneta con un carpintero, un electricista y un fontanero por separado… pero tampoco conseguía encontrarlos.
Durante las siguientes noches que pasé en vela estuve pensando en la distribución que tenía prevista, después de todo la furgoneta estaba vacía, aún habría podido cambiarla. No me gustaba lo de no poder entrar fácilmente en la cabina, aunque fuera para dejar cosas encima de los asientos o ver lo que pasaba alrededor, y la cabina de ducha habría quitado mucho espacio vital, para ser utilizada como mucho solo unos minutos cada día.
Fue así que imaginé otra distribución, con ducha empotrada en el suelo y que mantenía la comunicación entre cabina y zona de carga.
Cambié la parte trasera de la furgo por una dinette en forma de «U», después de ver una furgoneta de BunkerVan con dos plazas de viaje más en el medio de la dinette. Pensé que así habría podido añadir 2 plazas en un segundo momento yo también, y con una cama basculante arriba habría podido tener (y vender) una furgo para 4 personas. Pensé que habría podido apañármelas trabajando con mi novia los dos en una mesa de 86cm x 80cm. Además de día el colchón se habría quedado doblado encima del arcón trasero, sin molestar.
Dejadme decir dos palabras sobre el taller que nos salvó el culo. Los llamé y les escribí un correo el 27 de abril, explicando nuestra situación y pidiendo socorro. Se trata de CamperCas, un taller de Castellón. El dueño, Constan, además de ser muy buen profesional, ha demostrado ser también muy buena persona. Decidió ayudarnos cuando ya iba apurado de trabajo, intentando buscar una solución rápida que nos permitiera salir a la calle en tan poco tiempo. El plan fue lo de crear algo suficientemente apañado para poder vivir dentro ese verano/otoño y homologar la furgo como furgóṇ-vivienda, para volver después al taller en invierno y acabar la camperización.
CamperCas es un equipo de 12 personas que trabajan duro, pero sobre todo es un equipo de profesionales que realizan trabajos de calidad. Constan no estaba contento con el resultado final porque los hemos obligado a trabajar de prisa y «mal», con un trabajo ya empezado por otra persona con materiales y técnicas diferentes de las que utilizan normalmente. A pesar de eso, nos quedamos sin palabras al ver el resultado final, y siempre le agradeceremos su ayuda. Una mención especial a Juan, un crack de carpintero, que se quedó trabajando en nuestra furgo todo un sábado, y a Mati, que hizo lo mismo la semana de después. ¡¡¡Gracias de corazón!!!
Volviendo a nuestro Bicho, os vais a retorcer con lo que estoy a punto de deciros: para esta versión «apañada» utilizamos algunos muebles de IKEA. Podéis imaginar la cara de Constan cuando se lo propuse. Creedme, no era lo que quería, y sé muy bien los problemas que tiene la madera de aglomerado con la humedad. El problema es que en tan poco tiempo era imposible hacer todos los muebles cortando los tableros de contrachapado (que teníamos de sobra), canteando, poniendo perfiles de aluminio, etc. Entre ir sin los muebles de cocina, fregadero, nevera e ir con los mismos muebles de IKEA, me decidí por estos últimos, reforzándolos con pegamento para que pudieran aguantar la calle. Al final no tenían que durar una vida, solo una temporada. Miré también el mobiliario de camping, pero la diferencia de precio y calidad no me convencía.
Después de menos de 3 semanas de trabajo del nuevo taller y una (!!!) semana más para hacer la instalación eléctrica (un abrazo enorme también a Juan y Sergio de Ecologyc Llar, Borriol, por hacerlo posible en tan poco tiempo), homologar todo como furgón-vivienda y pasar la ITV, se presentaba así.
Hablamos de menos de 1 mes en total. ¡Una locura! Pero todo al final salió bien, 3 días después de pasar la ITV ya estábamos de ruta hacia Italia y poco después… ¡de bodorrio en Salerno!
Este era el equipamiento de la versión apañada:
El colchón tiene una estructura interesante, que permite solucionar el mayor problema de las camas de este tipo: el tiempo que pierdes en hacerla y deshacerla cada día. Está dividido en 2 partes independientes, unidas por unas cintas de velcro, una que cubre solo el arcón trasero (60cm de ancho) y la otra todo lo que queda de la cama (80cm). Esta segunda parte a su vez está dividida en 2 partes, pero no separadas sino unidas con una bisagra de tela. De esta forma es posible deshacerla sin tener que quitar las sábanas y las mantas: simplemente, se dobla la bisagra y se desplaza esa parte doblada encima de la parte trasera. Así en 5 segundos todo el colchón se queda apoyado encima del arcón trasero con las sábanas bien ancladas, liberando la mesa y permitiendo comer y trabajar al lado. Para rehacer la cama simplemente hay que desenrollar el colchón otra vez. Cómodo.
Con este equipamiento hemos estado viajando y trabajando full time dentro de nuestra furgoneta durante 5 meses, visitando la Toscana, el País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, León y Salamanca. En los próximos post os hablaremos de cómo ha ido el viaje, el proceso de adaptación, los percances mecánicos, la convivencia dentro de la furgo, todas las cosas bonitas y las menos bonitas también.
Un problema con los amortiguadores de la furgoneta nos obligó a volver a Valencia un mes antes de lo previsto, en Noviembre de 2017. Después de la reparación, hemos estado esperando un hueco libre para nosotros en el taller de Constan, que se concretó en el mes de marzo de 2018. ¡Por fin tendríamos verdaderos altillos, un depósito fácil de llenar con un montón de agua, calefacción, agua caliente y una ducha dentro de la furgo!
Después de 5 meses viajando y trabajando en la furgoneta nos hemos dado cuenta de las cosas que eran muy cómodas y de las que no lo eran. Entre estas últimas, como imaginaba, la mesa era demasiado pequeña para trabajar cómodamente los dos. El colchón era muy cómodo de hacer y deshacer pero cubría el arcón con más capacidad de almacenamiento y lo rendía casi inutilizable durante el día. La mesa hacía difícil acceder a las bolsas que nos hacían de altillos.
Me di cuenta también de que algo no funcionaba como esperaba con el sistema eléctrico, las baterías en el norte de España en otoño, considerando las horas de sol y los amperios horas almacenados cada día, se agotaban demasiado rápido. No tenía un medidor de amperios y voltios conectado a la batería, así que era difícil encontrar el culpable, pero en Valencia pude confirmar y medir mi intuición: nuestro inversor-cargador-regulador combi gasta 30W simplemente al estar encendido, sin ninguna carga conectada. Multiplicado por 24 horas, es fácil ver como vaciaría por completo los 3.7kWh útiles que pueden almacenar nuestras batería en 5 días, sin encender ni siquiera un led, imaginaos con luces, una nevera de compresor y 2 portátiles encendidos una media de 5 horas al día. Más la bomba de agua, el aireador…
Ya lo habéis entendido. Mi cerebro ya estaba modificando la parte trasera de la furgo y el sistema eléctrico. No puedo evitarlo… si veo algo que se podría hacer mejor, me pongo ahí a reflexionar hasta que se me ocurre algo.
Y así es como he llegado a la distribución actual, que ojalá sea la definitiva porque ya no puedo más, ni mentalmente ni económicamente. Mentalmente, creo que el equipo de CamperCas tampoco. 😀
La verdad es que estoy muy contento con el resultado, creo que he llegado a una distribución muy buena para una pareja de nómadas digitales que viaja y trabaja full time en una furgoneta L2H2. Os presentaremos pronto nuestro Bicho en versión final, con van tour y todo. Si la lista de arriba os ha dejado con la boca abierta, vais a flipar con la nueva versión.
PD: Obviamente, después de otro año y medio más viviendo en la furgo, se me ha ocurrido cómo meter una cama aún más grande, que se monta y se quita en 5 segundos, que ocupa un espacio mínimo y que se puede transformar también en un sofá cómodo… mesas más cómodas de quitar y poner… pero habría que cambiar muchas cosas. ¡No va a ser para Bicho!
Queremos el nuevo diseño que tienes en mente para la proxima «Bicho». Tienes grandes ideas!! lo esperamos con ansia =)
buah, me siento tan identificado…
yo me compre mi furgo hace menos de un mes, completamente en desnuda ella.
dije, «bah, eso lo hago en un par de meses, no sera dificil» contando con que la estoy haciendo el taller de unos amigos que camperizan furgos….. los cojones y un palito!!
cada pequeña cosa es un mundo, y parece que no avanzo nunca y solo hago que gastar pasta….
yo tambien soy de valencia, me encantaria poder escuchar el parto de la furgo mas detallado en persona algun dia.
os envidio ahora que la teneis hecha.. yo no veo el dia que este acabada
Hola Javier
Perdona el retraso en la respuesta. Es así como tú dices, parece sencillo pero si quieres hacerlo bien es un infierno, ¡requiere mucho esfuerzo! Sin embargo, el disfrute que viene después, cuando la arrancas y te vas por primera vez a algún sitio, es igual de grande (¡o más!). ¡Suerte con tu furgoneta! Nosotros después de 3 años viajando, ahora nos quedaremos más tranquilos y «estáticos» durante una temporada (bebé llegando…), pero espero poder volver a salir sin rumbo fijo algún día, iniciando a mi peque en la vida furgonetera 🙂