En este artículo os hablaré de las problemáticas de la gestión de las aguas residuales (negras y grises) en una campervan, de dos tipos diferentes de váter (químico y seco) y por qué he decidido elegir el segundo.
Un váter de una autocaravana o furgoneta «tradicional», montado fijo en el baño o móvil como en el caso de un Porta Potty, utiliza unos productos químicos (un líquido normalmente de color azul o verde) para deshacer parcialmente el papel higiénico y las heces, para evitar que estas últimas se queden pegadas a las paredes del mismo váter y para cubrir en parte sus olores. Cuando el depósito que almacena todas nuestras producciones amarillas y marrones en remojo azul se llena, hay que sacarlo, vaciarlo, enjuagarlo y volver a ponerlo en su sitio.
¿Dónde hay que vaciarlo? Ahí está el problema. Ese arcoíris de Mordor contamina mucho, porque el líquido que le echamos (sobre todo el azul, que es el más eficaz y el más utilizado) lleva compuestos químicos como el «2-BROMO-2-NITROPROPANE-1,3-DIOL» y otros (dependiendo de la marca) que a parte de ser tóxicos para la piel, los ojos y las mucosas del ser humano son muy tóxicos para la vida acuática. Tienen clasificación «Aquatic acute 1 – Hazardous to the aquatic environment – Acute hazard, category 1«, «H400 – Muy tóxico para los organismos acuáticos», «H411 – Tóxico para los organismos acuáticos, con efectos nocivos duraderos».
Eso quiere decir que si tenéis un mínimo de conciencia medioambiental no podéis vaciarlo al lado de la carretera o en una alcantarilla. Hay que vaciarlo solo en lugares específicos que se encuentran en los camping y en las áreas de autocaravanas, o por lo menos en el WC de una gasolinera (si os lo permiten), y os puedo asegurar que hay países (europeos también) en los que encontrar un sitio donde vaciar negras y grises no es nada fácil. Pero bueno, podéis pensar «vale, es un poco más complicado encontrar un sitio, pero una vez echado ya está, ¡problema solucionado!»… ¿o no?
Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado que si un problema desaparece de la vista, ya está mágicamente solucionado. No estamos acostumbrados a pensar en lo que pasa después. Tiramos la basura y nos olvidamos de ella, ya irá a algún sitio, lo importante es que no se quede en nuestra casa oliendo mal. Tiramos de la cadena y desaparece algo incómodo de ver, envuelto en agua potable. Quemar la basura es otra manera de hacer desaparecer algo que no queremos ver. ¿Sale la nueva versión del móvil marca X modelo Y? Tiramos nuestro «viejo» móvil de dos años, también porque cuesta más cambiarle la batería (soldada) que comprarlo nuevo. No sabemos qué hacer con los desechos de los reactores nucleares y pensamos en cómo esconderlos en un agujero dentro de una montaña. Lo importante es que no se vean. Hasta a nivel psicológico estamos entrenados para esconder nuestros defectos, incluso nuestros errores, en lugar de aceptarlos y aprender de ellos. Vivimos en nuestro pequeño mundo de diseño, sencillo de entender y limpio, defendiéndolo con garras. Nos olvidamos de que, aunque no queramos, somos parte de un ecosistema mucho más complejo que, aunque no queramos, nos afecta a todos.
En el mundo físico real todo está conectado, cada acción tiene sus consecuencias y las cosas nunca desaparecen, solo se transforman. La basura quemándose no pierde ni un gramo de peso, solo cambia de estado pasando de sólido a gas (la mayoría de efecto invernadero, otros directamente cancerígenos). Los metales pesados de los aparatos electrónicos, cuando no acaban en los países del tercer mundo envenenando a la gente que intenta ganarse la vida recuperándolos de manera primitiva, acaban contaminando el suelo alrededor de un vertedero. Las aguas subterráneas que recolectamos y llevamos a nuestras casas se contaminan cada día más por infiltraciones tóxicas de vertederos, fertilizantes químicos y desechos industriales (por no hablar de los ríos). Producimos hasta nuestra ropa con plástico, y las microfibras que se desprenden con cada lavado acaban en el mar, donde se las comen los peces, que después nos comemos nosotros. Cuando quemamos carbón para producir energía eléctrica o calentar una casa, parte o todo el mercurio contenido en su interior se libera en la atmósfera, que será recolectado por la lluvia y llevado al mar, donde será absorbido por las algas, que serán comidas por los peces, que acabarán en nuestra mesa. Para quedarnos en la actualidad, la tasa de mortalidad y contagio del Covid-19 parece estar influenciada por el nivel de contaminación del aire, porque afecta directamente a las defensas y al estado de los pulmones. Podría seguir horas…
El punto es que todo vuelve, nos guste o no. Aunque no nos afecte directamente a nosotros a lo largo de nuestra vida, afectará a nuestros hijos o a la supervivencia a largo plazo de nuestra misma especie. El plástico es un disruptor endocrino. El mercurio causa malformaciones fetales. Una vez liberado, permanece en el ambiente y en la cadena alimentaria durante mucho tiempo. La exposición a los metales pesados en general provoca retrasos en el desarrollo, varios tipos de cáncer, daños en los riñones. Los gases con efecto invernadero contribuyen al calentamiento global. Los desechos nucleares tardan literalmente miles de años en perder su radioactividad. En poco más de cien años de «progreso», hemos conseguido comprometer un equilibrio que la naturaleza había conseguido crear y mantener durante millones de años. En poco más de cien años hemos contaminado agua, aire, tierra, animales, plantas hasta el punto de no saber si lo que estamos a punto de comer o beber nos hará daño o no. De paso, hemos conseguido también dañar el clima y borrar de este planeta una cantidad impresionante de especies, reduciendo la biodiversidad prácticamente por todas partes. Una verdadera tragedia.
Volviendo a nuestro tema, que el medioambiente me apasiona y me voy por las ramas. ¿Qué pasa con ese líquido azul? ¿Dónde acaba? Aquí entramos en un tema complejo, el del sistema de alcantarillado, que sería imposible cubrir con este artículo. Si os animáis, os recomiendo leer las primeras páginas de este «Informe sobre aguas residuales en España» de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento, AEAS. Con lenguaje claro consigue explicar los conceptos básicos de la recolección y la depuración de las aguas residuales.
Básicamente, el problema es que es muy difícil saber si lo que echamos en los puntos de descarga acabará en una depuradora capaz de tratarlo. En los sitios rurales o con pocos (<2000) habitantes a menudo ni siquiera hay una verdadera depuradora, por la densidad de población demasiado baja, por la conformación del terreno (dificultad de canalización) o por consideraciones de coste. Hay áreas de autocaravanas donde lo que echas (grises y negras) acaba directamente en el río situado más abajo.
Aunque acabe en una depuradora, puede que no sea de nivel adecuado. Las moléculas complejas como la del líquido azul necesitan un proceso digestivo con bacterias para descomponerse, y no todas las depuradoras lo tienen. Hay países de Europa del este donde la mayoría de las depuradoras solo son de tipo primario (con decantación) y no prevén ningún tipo de reactor biológico. Y no hace falta desplazarse a Europa del este, hay regiones del sur de España e Italia (por ejemplo) que no cumplen con las normativas de recolección o de depuración de las aguas residuales.
Estos gráficos los he sacado de esta página web, que resume de manera visual los resultados de los controles europeos relativos a las directivas sobre la recolección y el tratamiento de las aguas residuales. Si seleccionáis «Agglomeration overall compliance» y hacéis zoom en cualquier país europeo podéis ver qué regiones cumplen y cuáles no, y haciendo clic sobre un punto rojo podéis ver por qué exactamente no cumple (art.3 : normativas de recolección, art.4: normativas de depuración, art.5: normativas de depuración en áreas sensibles). Como podéis ver, en Sicilia es prácticamente imposible no dañar el medioambiente, y en Andalucía lo tenemos complicado también.
Para que conste, en toda la parte alta de los pirineos aún no hay depuradoras. Todo acaba en los ríos, desde siempre. Las obras de construcción de las primeras dos depuradoras empiezan este año (2020) en Sallent de Gállego y Torla, después de 30 años de espera.
Supongamos que nuestro arcoíris de Mordor acabe en una depuradora con reactor biológico. ¿Problema solucionado? Igual no. Puede que esté lloviendo mucho, y que la red de alcantarillado sea de tipo unitario (agua pluvial + residual), sin tanques de tormenta. La depuradora tiene una capacidad máxima de depuración, si se sobrepasa ese límite (como en el caso de lluvias fuertes) lo que sobra va directamente desviado al río o acaba pasando un tiempo demasiado breve en el reactor (no suficiente para que lleve a cabo su función). Puede que hasta los tanques de tormenta (si hay) estén llenos. Aunque se llegue a procesarlo «bien», hay muy pocos estudios de biodegradación hechos en condiciones reales, fuera de un laboratorio. No se sabe mucho sobre el tiempo medio de vida de esas sustancias en una depuradora y sobre todo de sus productos de descomposición, muchos de ellos tóxicos también.
Como podéis ver, la situación es mucho más compleja de lo que parece. Por todas estas razones decidí que en mi furgoneta ese líquido no iba a entrar.
Además, el líquido azul no lo encuentras en cualquier supermercado de Europa, y tampoco te lo regalan. Si vives en la furgoneta al final se hace un gasto importante. El proceso de vaciado es bonito también. ¿A quién no le gusta ver (¡y oler!) un arcoíris con cinco días de acumulación y curación? Hay gente que se lo pasa muy bien.
Una cosa que he aprendido a hacer con el tiempo es evitar leer artículos que solo te escupen en la cara todos los problemas que hay, sin hablar de posibles soluciones. En el mejor de los casos te dan tristeza, en el peor dan adicción o acaban acostumbrándote pasivamente a la existencia del problema. No podemos resolver los problemas del mundo, pero sí podemos intentar hacer algo en nuestra pequeña esfera de influencia.
¿Qué hacer entonces? Ir corriendo en busca de un baño público cada vez que lo necesitaba no me hacía mucha ilusión. Tampoco me gustaba la idea de hacer siempre todo en plena naturaleza, bajo la lluvia o la nieve, armado de paletilla y papel higiénico. Ya, paletilla porque no se puede dejar tótems indios plantados a la vista por todos los lados, a lo guarro, ¿verdad? Por no hablar de lo bien que quedaríamos haciéndolo en el parque de una ciudad. Hay otros enfoques al problema, pero no me convencen 😉
Obviamente si recibimos la llamada de la naturaleza mientras estamos haciendo la compra en un supermercado o estamos paseando por una ciudad, aprovechamos los baños que encontramos a lo largo del camino. Pero cuando vives, duermes y trabajas en la furgo a tiempo completo, muchas veces no quieres salir para hacer tus necesidades (sobre todo en pijama en un parking en el centro de una ciudad por la noche).
Existen kits de ventilación para los váteres químicos llamados kit SOG que a través de un ventilador y una salida de aire exterior sacan constantemente los gases de descomposición fuera de la furgo. El problema es que eso no es suficiente para evitar utilizar los aditivos químicos (y uno se da cuenta sobre todo a la hora de vaciar el váter, como la mujer del vídeo anterior). El SOG sirve sobre todo para evitar malos olores dentro de la furgo.
Al final me decidí por un váter seco (o «váter de compostaje», aunque de compostaje en realidad no es). Ya sé que estoy entrando en un jardín complicado, en el que cada uno tiene su opinión, y no todos se sienten cómodos con este tipo de solución. No pretendo convencer a todo el mundo para que utilice un váter de este tipo, y me doy cuenta de que tiene sus límites. Aquí os describo simplemente lo que he pensado yo, y nuestra experiencia directa de uso. Igual os puede dar algunas ideas. Aunque decidáis montar en vuestra furgo un váter químico, espero de todos modos haberos trasmitido la importancia de no vaciar ese líquido en la carretera o en cualquier sitio.
Fundamentalmente nuestro váter seco está hecho por una estructura de madera (para dar estabilidad) y dentro tenemos un cubo de plástico con tapa tipo váter, y dentro otro cubo más pequeño, que a su vez tiene un bote con cierre hermético. Una matrioska que nos permite separar los líquidos de los sólidos. Veamos cómo.
El bote lo utilizamos para la orina. Abrimos la tapa del váter y la del bote, nos sentamos y orinamos ahí dentro a lo largo del día, las veces que haga falta (tiene una capacidad más que suficiente, casi 7 litros), volviendo a taparlo después. Si tenemos que desplazarnos con la furgoneta, lo cerramos herméticamente con el aro de metal antes de movernos, para asegurarnos de que no se abra involuntariamente durante el viaje. Al final del día vaciamos el contenido en las raíces de un árbol o un arbusto grande. Si estamos en un área AC podemos vaciarlo también donde se vacían normalmente los váteres químicos.
Alguien podría escandalizarse con este método «medieval», pero si en lugar de tirarlo por la ventana directamente a la calle lo echáis en las raíces de un árbol, y a ser posible no todo en el mismo sitio, solo le estaréis haciendo un favor. La orina es un fertilizante natural que contiene nutrientes básicos para las plantas como el nitrógeno y el potasio. En un individuo sano es prácticamente estéril, y si no se están tomando medicamentos que sueltan compuestos químicos tóxicos en la orina, se considera un abono seguro. Incluso la Organización Mundial de la Salud cuenta con directrices para su uso en la agricultura. Si lo pensáis, es lo que hacen todos los animales de este planeta desde hace millones de años, y por una buena razón. La naturaleza es sabia.
Después de vaciarlo lo lavamos y le echamos en el fondo un poco de bicarbonato y canela (y también tres o cuatro clavos de garófano, si los tenemos), para que no huela mal a lo largo del día. (NdA: En los últimos meses del viaje hemos utilizado bicarbonato y un chorro de alcohol de romero y alcanfor, es una combinación que funciona muy bien para evitar la proliferación de bacterias y malos olores.) Personalmente me resulta más cómodo apoyar el bote encima de la tapa cerrada del váter para orinar de pie. Si hubiera encontrado un cubo un poco más ancho probablemente podría orinar sentado igual de bien, pero eso tenemos.
Para los residuos «sólidos» sacamos el bote y ponemos una bolsa biodegradable dentro del cubo que lo contenía. Echamos una capa de serrín en el fondo, invitamos al otro a salir de la furgoneta para tener nuestra intimidad y hacemos lo que tenemos que hacer. Al acabar cubrimos nuestras preciosidades con un poco más de serrín, cerramos la bolsa y salimos a tirarla, mientras la furgo se ventila. ¿Dónde la tiramos?, preguntaréis vosotros. Aquí viene la parte divertida. Tenemos varias opciones.
Si tenemos cerca una papelera específica para excrementos de perro, la tiramos ahí, con las demás bolsitas. No comemos pienso, pero no creemos que eso conlleve mucha diferencia. Hay países europeos y regiones donde se puede encontrar este tipo de papeleras prácticamente por todos los lados cerca de los parques. Como alternativa, si tenemos cerca un contenedor para residuos indiferenciado lo tiramos ahí. Me he informado un poco y aunque la bolsa y su contenido sean completamente biodegradables, en la mayoría de los países este tipo de residuo hay que tirarlo al indiferenciado por las normativas. ¿Es malo tirar nuestra bolsita ahí? Para nada. En ese mismo sitio acaban a lo largo del año centenas de pañales llenos de regalitos multicolor, y la mayoría de ellos no son ni siquiera biodegradables. De hecho, nuestras bolsitas son probablemente la cosa más biodegradable de todo el contenedor.
Si tampoco tenemos un contenedor cerca, lo tiramos a una papelera normal, donde probablemente las personas que pasean a sus perros en los alrededores tiran las bolsitas con las cacas. Aparte del susto ocasional que se puede pegar un barrendero demasiado curioso, no tiene más inconvenientes. Si no hay ni contenedores ni papeleras, lo más probable es que estemos en el medio de la naturaleza y podamos simplemente enterrarla en un lugar que no sea de paso (llevamos una paletilla adrede para esos casos, aunque no son muy frecuentes). La naturaleza hará su trabajo, descomponiendo todo y transformándolo en nutrientes para las plantas.
Normalmente cuando aparcamos la furgo en un nuevo sitio (sobre todo para pernoctar y trabajar la mañana siguiente) buscamos automáticamente con los ojos papeleras y contenedores cercanos. A veces toca hacer un poco de lo que hemos denominado «shitwalking», o sea pasear tu propia caca yendo en busca de un sitio donde tirarla. El serrín hace que no se vea el contenido de la bolsa, pero no te sientes exactamente cómodo haciéndolo. Luego piensas que tampoco es muy cómodo recoger una mierda recién hecha del suelo, delante de todos los demás, pero lo hacemos a diario con nuestros perros. Es cuestión de acostumbrarse, y ser un poco un ninja para pasar desapercibido. Nos hemos echado unas cuantas risas con este tema 😀
El váter hecho así es higiénico, no necesita mucha limpieza y, bajo la condición de vaciar/limpiar el bote a diario, no huele. De hecho, huele menos que un Porta Potty, que con el tiempo acaban liberando ricos olorcitos por toda la furgo. El serrín es mucho más fácil de encontrar que el líquido azul (incluso gratis en sitios como Bricomart/Leroy Merlín, pidiéndolo donde cortan la madera), y una bolsa da para muchos usos. Eso sí, ocupa sitio y hay que preverlo, pero tampoco tanto. De todos modos, la cosa más positiva de un váter seco es sobre todo el hecho de que contamina mucho menos que un váter químico, y no estás obligado a buscar camping o áreas de autocaravanas para liberarte de tus producciones sin destrozar el medio ambiente. Hay países además que no tienen prácticamente áreas AC y tampoco muchos camping abiertos (sobre todo fuera de temporada), así que en esos casos el vaciado se transforma en un problema real.
Otra ventaja de este tipo de solución basada en un cubo de plástico es que se puede utilizar el váter también como bidé, con una pequeña alcachofa de ducha y un flexo.
Unos consejos si queréis utilizar un váter como el nuestro:
El año pasado utilizábamos un método diferente (versión 1), sin separación de sólidos y líquidos, con un único cubo para todo. Poníamos la bolsa en el cubo con un poco de serrín en el fondo. Hacíamos pipí y le echábamos otra capa de serrín seco encima, y así cada vez, añadiendo capas. Cuando llegaban los sólidos, los cubríamos con un poco de serrín, sacábamos la bolsa del cubo y la tirábamos. Este método es más sencillo, no necesita bicarbonato ni enjuagues ni nada más (¡normalmente! 🙂 ), ahorrando también agua. Puedes incluso utilizar el cubo para tirar también los restos de fruta, verdura y comida en general. Es una buena solución, pero tiene dos inconvenientes. Primero, se gasta mucho más serrín, y eso implica que tengamos que almacenar mucho más en la furgo, si queremos tener más autonomía. Segundo y probablemente más importante, no conseguimos encontrar una bolsa biodegradable que aguantara todo el día el conjunto orina+serrín sin fisurarse, así que utilizábamos bolsas de plástico normales (aunque reciclado). Eso quiere decir que tirábamos a la basura de media dos bolsas de plástico no biodegradables cada día, y eso tiene un impacto medioambiental demasiado elevado.
Si encontráis bolsas biodegradables más gruesas con soldadura fuerte, que puedan aguantar líquidos durante 24 horas, ¡dejadnos un comentario debajo del artículo por favor!
Para las aguas grises (o sea las que salen de la ducha y del lavabo) tenemos un depósito en los bajos de 90 litros. Es un depósito específico para Ducato, y no sé que le pasaba al tío que lo diseñó, pero seguro que no durmió muy bien ese día. Tiene una forma que parece un cuadro de Picasso, para utilizar casi toda su capacidad hay que hacerle tres respiraderos en tres sitios diferentes. En la salida he puesto una válvula motorizada, para poder vaciarlo dándole a un botón sin salir de la furgo.
Aunque no contengan elementos químicos altamente tóxicos como el líquido azul del váter, las aguas grises también hay que vaciarlas en sitios adecuados, como camping o áreas de autocaravanas. Nosotros hemos decidido comprar jabones ecológicos fácilmente biodegradables, primero porque, como hemos visto antes, en muchos sitios rurales no hay certeza de que esas aguas pasen por una depuradora. En segundo lugar, por si nos encontramos en apuros en un lugar sin servicios de ningún tipo y de manera excepcional tenemos que vaciar las aguas grises en una alcantarilla. Como regla general (aunque hay excepciones), cuanto más sencilla y corta es la lista de ingredientes, mejor biodegrada el jabón. Los clásicos jabones de Marsella, hechos saponificando una grasa vegetal, son de los mejores en ese sentido, pero no son adecuados para todos los usos (lavarse el pelo, por ejemplo).
En general los jabones ecológicos son caros, pero nos quedamos más tranquilos. En realidad ecológico no significa automáticamente que sea fácilmente biodegradable, y el mismo proceso de biodegradación necesita la acción de bacterias y otros microorganismos, un ambiente adecuado (como para las heces) y tiempo. Para que la descomposición sea rápida habría que recubrirlos con tierra o verterlos encima de gravilla, para maximizar superficie y aireación, pero no se puede hacer todo. Elegir un jabón que biodegrade rápidamente y que no contenga sustancias químicas dañinas sobre todo para la vida acuática, en mi opinión es un buen paso.
Os dejo un recurso muy útil para elegir jabones (y también cosméticos): EcoBioControl (podéis seleccionar «limpieza» en la parte alta de esa página web). Se trata de una base de datos con más de 20000 sustancias catalogadas según el impacto medioambiental, el peligro para la salud, la rapidez de biodegradación, etc. Está hecha por un químico profesional. Prácticamente podéis buscar los ingredientes de vuestro jabón (esos nombres raros como «PEG-7, METHYLPARABEN, DIPEPTIDE DIAMINOBUTYROYL BENZYLAMIDA DIACETATE», etc) y saber qué son y si tienen algún problema, con un simple sistema de semáforos coloreados. Para que conste, el «2-BROMO-2-NITROPROPANE-1,3-DIOL» del líquido azul tiene doble semáforo rojo, también por su capacidad de biodegradación limitada.
Para limpiar el hogar se puede hasta producir unas «pociones» caseras a base de alcohol o vinagre que limpian muy bien y no contaminan nada. Igual haré un post aparte sobre el tema algún día.
¡Eso es todo! ¡Espero que no os hayáis dormido con este tocho!
En los siguientes episodios hablaremos de nuestra ducha empotrada, nuestra cocina con nevera de 200 litros, de paneles solares, baterías, calefacción y mucho más. Si no quieres perdértelos, ¡síguenos en nuestra página Facebook y en Instagram!
Como siempre, si tenéis alguna pregunta o duda, ¡dejad un comentario aquí abajo!
Me ha gustado mucho tu artículo y la verdad que todo el blog.
Gracias por el tiempo que te tomas explicando.
Yo también uso este método y es el que por ahora me parece más práctico, en mi caso.
El de incinerar es alucinante pero ahora mismo, para mi, carísimo.
En el tema papeleras tenemos que tener cuidado, por mi trabajo, gestiono residuos en una estación de esquí, nos encontramos que las autocaravanas utilizan las papeleras como si fueran containers de la basura, una papelera es para tirar el envoltorio de un bocadillo, una botella vacía etc… No los desechos de una familia durante un fin de semana. Piensa que los containers los recoge una máquina, la papelera la vacía una persona y corre el riesgo de que se le rompa la bolsa y le caiga todo en cima.
Yo llevo otro pequeño cubo con tapa, y dejo la bolsa hasta encontrar un container donde tirarla. Saludos
Gracias Jon! La Cinderella, ignorando la producción de CO2, es uno de los mejores váter de incineración, pero cuesta 4000 pavos y gasta bastante butano (80gr cada vez que «tiras de la cadena»), si 4 personas la utilizan 2 veces al día son 10Kg de butano cada semana – casi una bombona de las grandes, solo para quemar caca y pipi. Lo de las papeleras es un tema complicado, entiendo perfectamente lo que dices pero hay muchos sitios en los que simplemente no hay contenedores (porque recogen la basura individualmente en cada finca) o necesitas una tarjeta para abrirlos. Fijate que fuimos a un pueblo de montaña donde no había ni contenedores ni papeleras (en todo el pueblo!), fuimos a la oficina del turismo con las bolsas de basura preguntando «viajamos en furgoneta, estas donde podemos tirarlas?» y no supieron decirnos dónde. En Austria tuvimos que entrar en autovía para tirar la basura en los contenedores de las áreas de servicio. En general no dejamos toda nuestra basura en las papeleras, pero las bolsitas del váter seco no pesan mucho, son pequeñas y viajando es difícil que sigas utilizando la misma papelera durante mucho tiempo…no es muy diferente de una bolsita con dentro la caca de un perro, recogida por su dueño.
Muchísimas gracias por vuestra información. Pronto me iniciaré en este mundillo y una de las cosas que no me dejaban dormir eran los productos químicos. Soy bastante consciente sobre el daño que hacemos al Medio ambiente y mis sobrinas me aconsejan muchísimo sobre alternativas de vida menos agresiva y dañina. Os seguiré leyendo.
Seguid ahí, somos muchos los que queremos cambiar.
Gracias a ti por tus palabras!
Hola, muy bueno tu artículo, y como estoy camperizando una Ducato a la cual le voy a hacer un baño seco, quisiera tu opinión en lo siguiente, he visto muchos que usan baño seco, es más, cada vez más gente se pasa del poty al seco, pero he visto algunos que inclusive conectan el depósito del pipi al tanque de aguas grises ya que argumentan que el pipí no es tóxico y como tú dices le hace bien a las plantas. Usan un mix de vinagre con unas gotas de aceite de árbol de té como desinfectante y también he oído que al diluirse normalmente 3 o 4 litros de pipí en 90 de agua que suele tener el de aguas grises no provoca casi ningún impacto. Bueno esa es mi duda ya que si no causa problemas sería más práctico qué vaciar un bidón cada dia. Gracias por tu opinión.
Hola Daniel! Gracias a ti por escribir! Por un lado es cierto que es mucho más cómodo, pero tengo dos dudas sobre ese tipo de solución. El primero es que el fósforo y el nitrógeno contenido en la orina, tan buenos para las plantas, se convierten en un problema si acaban en los ríos porque provocan el crecimiento descontrolado de algas, que a su vez puede comprometer los ecosistemas acuáticos presentes. En general, mejor mear en un árbol que en un río. 🙂 A ver, las cantidades también cuentan, imagino que el meado de 2 personas de algunos días no es suficiente para dañar un ecosistema de forma relevante, pero es verdad que se considera contaminación. La otra duda que tengo (pero aquí hablo sin conocimiento ni experiencia directa, la verdad) es la cuestión del olor. La acumulación de meado, sobre todo cuando hace calor, produce un olor muy fuerte y desagradable ya después de unas horas. No sé si el meado mezclado con las grises encerrado en un depósito en los bajos se podría percibir dentro/alrededor de la furgo o no, ahí deberías preguntar a alguien que usa ese sistema desde hace un tiempo. La verdad es que me gustaría saberlo, si te informas o al final instalas el baño seco de esa forma, te agradecería mucho que escribieras otro comentario por aquí. Saludos!
Hola. ¿Me dices las medidas de las maderas que has utilizado para el módulo? ¿Qué tipo de madera?
Hola Marian,
es de contrachapado, no sé decirte las medidas porque ya vendí la furgo, pero medía justo para que entrara el cubo dentro.